Cuando Jesucristo murió y resucitó le dijo algo a sus discípulos algo importante, específicamente a Pedro le dijo: “Antes hacías lo que tú querías, pero ahora será otro quien te guiará”. El Señor hablaba del Espíritu Santo, también le dijo que él moriría glorificando el nombre del Señor Jesucristo.

Así como Pedro, todos los demás discípulos hicieron lo mismo, murieron glorificando el nombre de Jesús, si tú lees la historia de cada uno te darás cuenta, por ejemplo, a Esteban lo mataron apedreándolo, a algunos otros los devoraron las fieras, tú puedes leer la muerte de todos ellos en internet, el único que murió de manera natural fue el apóstol Juan.

Después de esto fueron cientos de miles de personas que creyeron en los discípulos, que creyeron que Jesús había resucitado, a todas estas personas la invitaban a negar su fe en el Señor y si lo negaban los dejaban ir libres, pero si no corrían el mismo riesgo de perder sus vidas como los apóstoles, es más, a muchas personas los llevaron al Coliseo Romano junto a las fieras.

Sin embargo, la mayoría no renunciaron a decir que vieron a Jesús resucitar, así que elegían entrar al Coliseo en lugar de salvar sus vidas y en este punto se cumplía la profecía del señor escrita en Juan 12:25: Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.

¿Cómo trasladamos y aplicamos esto a nuestra época moderna? Ahorita estamos viviendo de la misma manera, hoy en día hay cosas o personas que nos piden que neguemos nuestra fe en Jesús, puede ser un vicio, la fornicación, o adulterar; la Palabra de Dios es clara, el que ama más el placer de este mundo perderá su vida, pero el que niega la vida de este mundo, gana la vida eterna, por eso titulé este devocional “Amor Por Una Mejor Vida”

¿Cuál es la mejor vida? La mejor vida no tiene que ver con el adulterio, tiene que ver con vivir en orden delante de Dios, entregando nuestras vidas al Señor y morimos a placeres, vicios, hábitos perversos, etcétera, y si tú estás dispuesto a dejarlos a un lado vivirás mejor en esta tierra y podrás entrar a la morada eterna, sabiendo que ganaste la carrera.

La invitación de hoy es aprender que dar la vida por Jesús, no tiene que ver con aquellos que lo hicieron hace 2.000 años atrás, aún podemos dar la vida por Él. Cuando caminas con esta conciencia de que todos los días debes ir muriendo a esos desenfrenos para ganar la nueva vida.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te doy las gracias por la oportunidad que nos das de ser guiados por tus palabras. Gracias por la invitación que nos diste de seguir tu camino, renunciando a la vida de este mundo. 

Nosotros morimos y renunciamos a todo esto que nos aleja de Ti, gracias por enseñarnos a pagar un precio, olvidándonos de esos placeres mundanos.

En el nombre de Jesús.

Amén y amén. 

¡Bendiciones!