Gálatas 5:22 - 23 'El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.'

Nosotros estamos llamados para ser personas serenas, manifestando el carácter de Cristo en nuestra vida, de aquel que nos dio la vida.

En el siglo III, San Cipriano, uno de los primeros padres de la iglesia, escribió a un amigo llamado Donato:

‘Este parece un mundo alegre, Donato, cuando lo veo desde mi agradable jardín. … Pero si escalara una elevada montaña y mirara a lo lejos … sabes muy bien lo que vería; bandidos en los caminos, piratas en los mares y hombres asesinados en el anfiteatro para complacer a las multitudes que aplauden.

Sin embargo, en medio de esto, veo personas serenas y santas. … Las aborrecen y persiguen, pero a ellas no les importa. Han vencido al mundo.

Esas personas, Donato, son cristianas.

¡Qué elogio! Personas serenas y santas’.

Cuando San Cipriano habló de los hombres asesinados en el anfiteatro, se refería a los cristianos, que eran perseguidos, por profesar su devoción en la biblia, los asesinaban, porque no negaban al Señor Jesucristo. 

Aunque esas personas sabían que iban a morir, frente a todos los que asistían al anfiteatro, nunca se negaron a Dios, iban caminando hacía su muerte como personas santas.

ORACIÓN 

Padre Celestial, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por un día más de vida y por acercarte a nosotros por medio de tu maravillosa palabra.

Mi Dios, hoy quedamos anonadados por las palabras de San Cipriano a su amigo Donato, entendimos lo importante que es ser personas serenas, para poder vencer al mundo y todas sus debilidades, queremos que San Cipriano esté orgulloso de nosotros por ser cristianos.

En el nombre de Jesús de Nazaret.

Amén y amén.

¡Bendiciones!