La incredulidad es un mal de los últimos tiempos, no solo está atacando a la juventud, hoy en día, cuando se les habla de Dios a los jóvenes, ellos no creen y le hacen más caso a su incredulidad, se dejan llevar por las dudas.

Sin embargo, esto no solo pasa con los jóvenes, que se dejan llevar también por la tecnología. A muchos adultos, los que son creyentes en la existencia de Dios les ataca mucho más la incredulidad. Por eso, el día de hoy te invitó a sepultar totalmente la incredulidad; la Biblia dice que, cuando a Abraham se le prometió que tendría un hijo, él no dudo de la promesa del Señor, sino que se fortaleció y creció más en Dios.

¿Cuántas veces hemos dejado de recibir promesas, galardones y promesas de parte de Cristo por la incredulidad? Le estamos dando lugar a nuestra duda, muchos creyentes, conocedores de la Biblia y asistentes de la iglesia, dudan de la presencia de Dios, de su cuidado y de lo que Él puede hacer con sus vidas y entonces es cuando las personas tratan de obrar por ellos mismos, tratan de tomar el control de sus vidas y eso es producto de la incredulidad. 

Recuerda que, Él es un Dios galardonador de los que le buscan, pero para ver sus premios y recompensa, es necesario sepultar nuestras incredulidades. Actualmente, pensamos que debemos tener pruebas para todo lo que nos dicen y que debemos comprobar lo que nos están diciendo, sin embargo, nosotros solo tenemos que tener fe y creer en Él. Si tú quieres evidencias no olvides la vida de Abraham, Dios le falló a él, a Noé, Moisés, David, sus discípulos, entre otros.

La palabra no lo dice, Romanos 4:20, NTV, ‘Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios.’ Deja a un lado tus dudas y se consciente de que Dios es real y es real, y que si le buscas Él es galardonador. 

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por permitirnos conocer más de Tú palabra.

El día de hoy invocamos tu nombre, para agradecerte por la vida y Tú palabra. Señor Abraham no dudó y tuvo recompensa, hoy te pido por la persona que está dudando. 

Te pido que nos ayudes a sepultar toda nuestra incredulidad, para así acercarnos más a Ti.

En el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.