1 Pedro 3:18 RVR1960 Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.

Cuando vino Cristo a la tierra vino con un propósito, vino a darnos el regalo de la salvación, vino a dar la vida para que nosotros pudiéramos obtener la vida, y pagó un precio muy elevado y lo hizo al extremo al punto de dar su propia vida con tal de acercarnos a Dios.

Sin embargo, muy pocas personas entienden lo que sucedió mientras Él moría en la cruz, y hoy quiero que lo entendamos. Hay una transferencia, los injustos transfieren a Él todas nuestras injusticias, todas nuestras mentiras, engaños, robos, fornicaciones, adulterios. Todo lo injusto que hemos practicado y lo que harán las futuras generaciones, porque todas nuestras maldiciones fueron transferidas a él en la cruz.

Pero no solo fue ese intercambio, por parte de Él se transfiere a nosotros toda su justicia y en esa transferencia divina pasó algo impresionante porque nosotros estábamos condenados a morir, pero Jesucristo nos dio vida eterna. Todas nuestras enfermedades fueron transferidas a su cuerpo, ese cuerpo de aproximadamente 33 años, lleno de vida lleno de juventud, fue molido por nuestras rebeliones. 

De Él recibimos la transferencia de la bendición, de la vida, de la multiplicación, de la sanidad, del descanso y es importante que aprendamos a apropiarnos de lo que Él hizo por nosotros. Sino Él hubiese venido a morir en vano, y si hoy tú no tienes una vida llena de paz y de verdad, sino experimentamos la plenitud, el gozo es porque todavía no se ha entregado las injusticias en la cruz. 

Para experimentar esta transferencia divina tienes que dejar todas tus injusticias, dejar las mentiras, entregarlas hasta que las dejes vas a poder recibir la transferencia porque a veces queremos quedarnos con las injusticias, queremos seguir engañando con nuestras mañas. Y no se puede, tiene que haber un intercambio para poder recibir lo que Él vino a dar en la cruz tienes que intercambiar y la moneda de pago con todos tus pecados. 

Suéltalos, entregarlos, para que puedas apropiarte de lo que Él nos entregó. Por eso cuando entregas todas esas transgresiones en la cruz y das el intercambio estás listo para estar cerca de Dios. Y es ahí donde surge la transferencia divina. 

Queridos, dejen de guardar su moneda de cambio, entréguenla, solamente al soltar estarás listo para poder recibir todos los beneficios de la cruz como lo es la sanidad, gozo, plenitud y eso solo pasa cuando recibimos la transferencia divina en nuestras vidas. 

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, queremos agradecerte lo que hiciste en esa cruz. hoy hemos entendido que lo que sucedió ahí fue una transferencia divina y no podemos apropiarnos de los beneficios que tu trajiste hasta que no estemos dispuestos a dar esa moneda de cambio, por eso te entregamos nuestras injusticias y las crucificamos en el madero y así recibir la vida en abundancia y bendición.

Hoy hacemos la transferencia y oramos para que cada persona se despoje de esas injusticias y pueda estar tan cerca de ti como Tú lo planeaste. 

Gracias Padre en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.

¡Bendiciones!