Mateo 7:14 (NTV) Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son solo unos pocos los que alguna vez lo encuentran. 

Cuando el Señor Jesucristo presentó el Reino de Dios, lo hizo como una puerta de entrada angosta, en contraste con el camino hacia la perdición, que comparó con una puerta ancha y un sendero espacioso por el que la mayoría de las personas transitan. Nos enseñó que el camino a la vida eterna es angosto y pocos lo encuentran, mientras que la mayoría elige el camino ancho, el de la muerte y el infierno.

Si lo analizamos, esta realidad también se refleja en otros aspectos de la vida. Lo correcto, lo positivo, aquello que nos edifica y nos aporta, es lo que menos personas practican. El camino difícil es el que nos conviene, aunque pocos estén dispuestos a transitarlo.

Pensemos en la nutrición. Existen dos caminos: una buena alimentación y una mala alimentación. La mayoría de las personas opta por lo fácil: comida rápida, alimentos procesados y poca conciencia sobre lo que consumen. Puede ser por comodidad o por desconocimiento, pero lo cierto es que solo una minoría elige priorizar su salud con una buena nutrición.

Lo mismo ocurre con la actividad física. Mantenerse en movimiento requiere disciplina, pero la mayoría prefiere el camino cómodo, horas frente a la televisión o el celular, descanso prolongado y falta de actividad. Son pocos los que toman la decisión de ejercitarse regularmente.

Este principio también aplica a la vida espiritual. Levantarse temprano para hacer un devocional, orar y leer la Palabra es un camino que pocos eligen. La mayoría sigue el sendero de la facilidad, el que no demanda esfuerzo ni compromiso. Sin embargo, el camino difícil es el que nos fortalece y nos acerca a Dios.

En el área de la sexualidad también encontramos estos dos caminos. Ser fiel a una sola pareja, respetar la santidad del matrimonio y vivir en pureza es el camino más difícil, pero es el correcto. En cambio, el desenfreno sexual, la infidelidad y la promiscuidad son la vía fácil que muchos eligen. Pero, ¿qué tiene de admirable hacer lo que todo el mundo hace? Lo verdaderamente valioso es caminar por el sendero de la disciplina, la integridad y la fidelidad.

Jesús nos dejó claro que el Reino de los Cielos está reservado para aquellos que deciden transitar el camino difícil, aquel que exige orden, renuncia y compromiso. Cada aspecto importante de nuestra vida presenta estas dos opciones, y nuestra decisión determinará nuestro futuro.

ORACIÓN

leer tu Palabra y aprender de ella. Nos enseñaste que hay dos caminos: uno fácil y otro difícil, y que solo aquellos dispuestos a esforzarse podrán transitar el correcto.

Hoy te pedimos, Señor, que nos des la fuerza necesaria para elegir el camino difícil en todas las áreas de nuestra vida. Ayúdanos a ser disciplinados, comprometidos y responsables. Queremos ser parte de aquellos que impactan, que trascienden y que dejan un legado.

Fortalécenos, Señor, para que nuestra elección siempre sea la correcta, aunque requiera esfuerzo y sacrificio. Sabemos que en el camino angosto encontraremos a los valientes, a los esforzados y a los que te buscan de corazón. Ahí queremos estar, Señor.

Gracias te damos y oramos en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y Amén.

¡Bendiciones!