2 Corintios 10:4 (NTV) Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo.

Jesús nos enseñó que muchas de las afecciones, sufrimientos y dolores que las personas enfrentan tienen un origen espiritual. Por eso, en muchas ocasiones, Él decía: "Tu fe te ha salvado" o "Tu fe te ha sanado." Con estas palabras, Jesús nos muestra que la fe es necesaria para vencer las dificultades de la vida.

Recuerdo a la mujer que estaba encorvada por muchos años, a la mujer con un flujo de sangre por más de 12 años, y al hombre paralítico que fue bajado por el techo en una camilla. A todos ellos, Jesús les respondió de la misma manera: "Tu fe te ha sanado." Esto nos deja una lección clara: la mayoría de nuestros dolores, enfermedades, crisis económicas, conflictos matrimoniales y otras dificultades tienen su origen en lo espiritual.

No podemos tratar estos problemas solo desde lo superficial. Debemos ir a la raíz, al origen espiritual, y arrancar el problema desde allí. De nada sirve cortar las ramas si la raíz sigue alimentando el problema. Jesús atendía los problemas de raíz, entendiendo que su origen era espiritual, y usaba estrategias espirituales para resolverlos.

Sin embargo, en la sociedad actual, esto se nos olvida. Estamos tan envueltos en nuestra rutina materialista que buscamos soluciones humanas y terrenales para nuestros problemas. Pero hay estrategias más efectivas, las armas poderosas que Dios nos ha dado. Como dice 2 Corintios 10:4: "Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo."

¿Cuáles son estas armas poderosas? Podría mencionar varias, pero quiero enfocarme en una en particular: la oración. Es una herramienta tan poderosa que, lamentablemente, la hemos dejado de lado.

Permíteme compartir un testimonio breve. Hace poco, tuve un dolor de estómago insoportable y estuve vomitando por mucho tiempo. Dos días antes, mis hijos habían sufrido un virus similar. Cuando a mi hijo le dolía el estómago, le ofrecí una solución humana: "Vamos a hacerte un té para que se te calme el dolor." Pero cuando yo caí enfermo, mi hijo me dijo: "Papá, voy a orar por ti para que Dios te sane, y mañana estarás bien." Mientras yo le ofrecí un té, él me ofreció una oración.

Como adultos, estamos tan envueltos en nuestra rutina mundana que olvidamos usar estas armas poderosas. Pero nuestros hijos lo tienen claro. La oración es un arma poderosa, al igual que el ayuno, la lectura de la Biblia y el uso del aceite de la santa unción. ¿Cuánto hace que no oras por alguien o por ti mismo, ungiendo con aceite?

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por la oportunidad de leer Tu Palabra y ser inspirados por ella. Señor, la Biblia nos ofrece estrategias efectivas para enfrentar nuestros dolores, sufrimientos y dificultades. Estas estrategias son las armas poderosas que Tú nos has dado: la oración, el ayuno, la lectura de Tu Palabra y el uso del aceite de la santa unción.

Sin embargo, a menudo estamos tan envueltos en nuestra rutina materialista que olvidamos usar estas herramientas. Señor, quiero inspirar a través de este devocional a que las personas empiecen a trazar estrategias espirituales, yendo a la raíz de sus problemas. Que no se conformen con soluciones temporales, sino que busquen la causa espiritual y la traten con las armas que Tú nos has dado.

Revela a cada persona el origen de sus problemas y dales la fe y la fuerza para usar estas herramientas poderosas. Que encuentren victoria y libertad en sus vidas. Te damos gracias, Señor, por Tu Palabra y por recordarnos que nuestra batalla es espiritual, y nuestras armas también lo son.

En el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!