Jueces 6:12 (NTV) Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo: —¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!

La historia de este versículo narra un momento en la vida de Gedeón, un hombre lleno de miedo y desesperación. Antes de este encuentro con el ángel, Gedeón estaba deprimido y aterrorizado, escondido detrás de un árbol. Los madianitas, un pueblo invasor, saqueaban los campos de Israel durante el tiempo de la cosecha, robando todos los alimentos y dejando a la nación sumida en el hambre y la desesperanza.

En este contexto de desesperación, encontramos a Gedeón solo, sin esperanza ni alegría. Fue en ese momento cuando el ángel del Señor se le apareció. Aquí hay un principio importante: aunque creemos que somos nosotros quienes buscamos a Dios, la Biblia enseña lo contrario. El ser humano tiende a esconderse de Dios, como lo hicieron Adán y Eva en el principio. Pero Dios siempre toma el primer paso para buscarnos. Así lo hizo con Abraham, con los grandes hombres de la fe, y en este caso, con Gedeón.

Dios encontró a Gedeón en su peor momento, con una identidad destrozada y una autoestima pisoteada. Sus palabras lo dejaron claro: “Soy el más pequeño de mi familia, y mi clan es insignificante”. Desde pequeño, Gedeón había crecido creyendo que era débil e inútil. Sin embargo, Dios lo llamó “guerrero valiente” y le dio un sueño: liberaría a Israel de los madianitas.

Dios no solo le habló de este sueño, sino que le dio las estrategias para lograrlo. Le aseguró que, con su ayuda, derrotaría a los madianitas como si fuera un solo hombre. Aunque Gedeón no podía verse a sí mismo como un guerrero, Dios ya lo había elegido y capacitado para esta misión.

Tiempo después, el sueño que Dios le dio se hizo realidad. Gedeón lideró a Israel y derrotó a sus enemigos, no con sus propias fuerzas, sino bajo la dirección de Dios. Te invito a leer esta historia completa en el capítulo 6 de Jueces.

El mensaje de este devocional es claro. Dios aparece, da un sueño, y Él mismo se encarga de hacerlo realidad.

En mi vida, también Dios me dio un sueño. Él me llamó a enseñar acerca de su Palabra, a predicar y a construir la vida de las personas que están rotas por dentro. Durante 18 años, he tenido el privilegio de cumplir este llamado, edificando y dando esperanza a través de Su mensaje.

La pregunta para ti es, ¿Qué sueño te ha dado Dios? Cualquiera que sea ese sueño, confía en que Él se encargará de realizarlo.

ORACIÓN

Padre celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por esta oportunidad de hablar de Tu palabra. Gracias porque al escuchar las historias de los grandes hombres de la fe, podemos apropiarnos de sus lecciones y entender que sigues trabajando en nuestras vidas.

Hoy oro por cada persona que participa en este devocional. Sé que muchos están ocupados en sus labores, inmersos en sus propios pensamientos, sin detenerse a escucharte. Te pido que les permitas calmarse, esperar, y prestar atención a lo que les hablas.

Recuérdales, Señor, que los sueños que les das no son ilusiones vacías. Cuando das un sueño, es para realizarlo. Te pido que cada uno pueda identificar ese sueño y confiar en que Tú lo llevarás a cabo.

Bendigo a cada persona que escucha este mensaje y los entrego en tus manos. Todo esto te lo pido en el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén. 

¡Bendiciones!