Filipenses 4:7 (NTV) Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

Esta paz sólo puede provenir de Dios. Muchas personas buscan inconscientemente la paz y la tranquilidad, y están dispuestas a hacer lo que sea para obtenerlas. Algunos creen que el trabajo arduo y la acumulación de riquezas les brindarán seguridad y descanso, pero en realidad, estos esfuerzos son una manifestación de la falta de paz.

Trabajar incansablemente, ganar dinero y aspirar a la llamada "libertad financiera" son formas en que las personas intentan comprar tranquilidad. Sin embargo, la paz verdadera no se obtiene con una cuenta bancaria abundante. La acumulación de bienes materiales no puede llenar el vacío espiritual ni otorgar la serenidad que sólo Dios puede dar.

Pensemos en alguien que trabaja duro, gana mucho dinero, pero lleva una vida desordenada. Tal vez bebe en exceso, tiene vicios, o incluso mantiene una doble vida. Puede que engañe a su pareja o viva con falsedad, proyectando una imagen de éxito, pero en su interior sabe que no tiene paz. ¿Cómo podría tenerla, si su conciencia lo acusa?

Aun cuando los demás no sepan lo que sucede, los hijos perciben la realidad. Ven el engaño, la falta de integridad y el desorden moral. En estos casos, el dinero no puede comprar la paz. Si la relación con Dios está vacía, la paz también lo estará.

La paz inexplicable, la que nos permite dormir tranquilos sin importar las circunstancias externas, proviene solo de Dios. Esta paz no depende del saldo en el banco ni de las condiciones a nuestro alrededor. Es el regalo divino para quienes viven en Cristo Jesús.

La Escritura dice: "Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podamos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús." (Filipenses 4:7)

Vivir en Cristo Jesús no significa solo llevar el título de "cristiano" o asistir a la iglesia. Es vivir en obediencia a Él, en integridad y en comunión con Dios. Puedo llamarme creyente, pero si mi vida no refleja esa fe, no experimentaré la paz de Dios.

Tener una imagen de familia perfecta, de empresario exitoso o de persona influyente no garantiza paz. La verdadera paz viene cuando no hay nada que ocultar, cuando vivimos con transparencia y rectitud. Más allá de lo que piensen los demás, el Padre Celestial conoce nuestra vida.

La paz inexplicable sólo llega cuando podemos presentarnos ante Dios con la cabeza en alto, sabiendo que estamos viviendo en orden y conforme a su voluntad.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret te damos gracias por la oportunidad de compartir tu Palabra y conectarnos contigo. Hoy, la humanidad corre detrás de la paz, pero tú nos la das sin que podamos comprarla.

Señor, la paz verdadera solo llega cuando vivimos en orden delante de ti, cuando nuestra conciencia está limpia y nuestro corazón alineado con tu voluntad.

Te pido por aquellos que están en busca de paz y tranquilidad. Que comprendan que la verdadera paz no se encuentra en la acumulación de bienes ni en la apariencia de éxito, sino en una vida entregada a ti. Ayúdalos a vivir con integridad y transparencia, para que puedan experimentar esa paz inexplicable que solo tú puedes dar.

Gracias, Señor, porque en ti encontramos descanso. En el nombre de Jesús.

Amén y amén.

¡Bendiciones!