Hebreos 11:1 (NVI) Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos.

¿Qué es la fe según la Biblia? La Escritura nos dice que la fe es tener confianza en lo que esperamos y certeza de lo que no vemos. Es esa seguridad inquebrantable de que lo que anhelamos con todo nuestro corazón sucederá, porque sabemos que Dios es quien lo hará realidad. No se trata solo de creer que algo puede pasar, sino de estar completamente convencidos de que sucederá, aunque no lo veamos materializado aún.

Todos tenemos fe. La Biblia afirma que Dios ha dado a cada ser humano una medida de fe. La pregunta crucial es: ¿En qué o en quién hemos depositado nuestra fe? Algunos ponen su fe en el Dios de la Biblia, mientras que otros, al no conocer Su Palabra, la colocan en lugares equivocados.

Hace poco vi un video triste en redes sociales. Mostraba a un joven de unos 22 años en Ciudad de México, participando en una procesión religiosa cargando una figura oscura con cuernos (representando al diablo). Avanzaba de rodillas sobre el asfalto, con las rodillas sangrantes, mientras alguien derramaba alcohol en su camino. Tenía fe, pero su fe estaba mal dirigida.

Este ejemplo nos muestra que la fe en sí misma es poderosa, capaz de impulsar acciones sobrehumanas. El problema no es la falta de fe, sino su mal enfoque. La Biblia nos advierte contra estas prácticas (Deuteronomio 18:10-12), pero el punto clave es que todos tenemos fe, el reto es ponerla en el lugar correcto.

Para nosotros los creyentes, el desafío es diferente. Ya tenemos fe en el Dios verdadero, pero ¿la estamos usando? Jesús dijo que si tenemos fe como un grano de mostaza y la usamos, podemos mover montañas (Mateo 17:20). El problema no es la cantidad de fe, sino su activación.

Muchos piden "más fe", cuando en realidad necesitan usar la fe que ya tienen. Esa fe, por pequeña que sea, puede sanar enfermedades, resolver crisis financieras, restaurar matrimonios y rescatar hijos perdidos. La diferencia la hace ponerla en acción.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por recordarnos el poder de la fe. Hoy oramos por cada persona que ha entendido que tiene fe - quizá poca, pero suficiente para mover montañas.

Señor, enséñanos a usar esta fe. Que no la guardemos, sino que la activemos para recibir sanidad divina en medio de enfermedades; ver soluciones a crisis financieras; restaurar relaciones rotas; rescatar a nuestros seres queridos.

Danos la valentía para hablar a nuestras montañas con la certeza de que obedecerán. Que nuestra fe no sea como la de aquellos que la malgastan en ídolos, sino una fe activa en el Dios vivo.

Amén y amén.

¡Bendiciones!