1 Tesalonicenses 2:8 (NTV) Los amamos tanto que no solo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida.

El apóstol Pablo escribió esta carta a la iglesia en Tesalónica, una ciudad a la que le costó mucho esfuerzo y sufrimiento llegar. A pesar de la persecución que enfrentó, finalmente logró anunciar la buena noticia en ese lugar. Nos cuenta que trabajaba día y noche en un empleo secular para poder sustentarse y, al mismo tiempo, predicar el Evangelio sin ser una carga para la iglesia. Aunque tenía el derecho de recibir ofrendas, decidió no hacerlo por amor a ellos y para dar un buen ejemplo.

En su carta, Pablo expresa el gran amor que sentía por los tesalonicenses. No solo les presentó la buena noticia de Dios, sino que también les abrió su propia vida. Este acto de entrega nos lleva a reflexionar sobre la importancia de valorar a aquellos que predican el Evangelio, como pastores y líderes espirituales, quienes con amor y pasión dedican su vida a anunciar la paz.

Hoy en día, muchos de ellos abren su vida al servicio de los demás. Los pastores visitan hogares, reciben visitas en sus oficinas y viven de manera transparente, expuestos ante la congregación, las redes sociales y la sociedad en general. Son señalados, juzgados y criticados con facilidad. Sin embargo, la Biblia nos recuerda en 1 Tesalonicenses 2:8: "Los amamos tanto que no sólo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida."

Es momento de reconocer y honrar a quienes sirven en la obra de Dios. Muchas veces somos apáticos o malagradecidos, sin valorar el esfuerzo que hacen para guiar y fortalecer nuestra fe. Si eres pastor, líder o sirves en cualquier área de la iglesia, recuerda que la Palabra de Dios dice: "¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz!" Aunque el reconocimiento humano a veces falte, Dios ve tu esfuerzo y te fortalece para seguir adelante.

Si aún no has tomado una función en la iglesia, te animo a valorar a quienes lo hacen y a reconocer la carga que llevan. Sigamos el ejemplo del apóstol Pablo, quien, movido por amor, persistió sin importar las dificultades. Si anuncias la paz, eres un bendito de Dios. Y si alguien ha sido quien te la ha anunciado, valóralo y respétalo.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, te damos gracias por la oportunidad de meditar en Tu Palabra. Reconocemos que son hermosos los pies de aquellos que anuncian las buenas noticias y la paz. Te pedimos que nos des un corazón sensible para valorar a quienes han decidido servirte con amor y pasión.

Señor, ayúdanos a salir del círculo de la crítica y el juicio. No queremos ser como los fariseos que arrojaban piedras, sino personas agradecidas que honran y respetan a quienes trabajan en Tu obra. Bendice a cada pastor, líder y ministro que, como el apóstol Pablo, han abierto su vida para compartir el Evangelio.

Fortalece a aquellos que han sido heridos, traicionados o abandonados. Que Tu presencia los sostenga y les renueve las fuerzas para seguir adelante.

Gracias, Señor, por cada persona que participa en este devocional. En el nombre de Jesús de Nazaret. 

Amén y amén.

¡Bendiciones!