Quiero empezar contándote una anécdota. Cuando yo tenía 17 años, estaba en la Ciudad de México, allá es necesario saber tomar el transporte público, porque es de las mejores opciones de transportarse por una ciudad tan grande.

Era la primera vez que yo me dirigía a la universidad donde estudiaba, estaba acostumbrado a que mi padre me llevará mi padre en su taxi todas las mañanas, sin embargo, desde aquel entonces ya me tocaba ir solo en transporte público.

En esa ocasión me sentí el hombre más bobo, muy poco inteligente, porque me subí a un microbús en que no se dirigía a mi destino, la universidad se encontraba del lado este y yo estaba en el oeste y cuando yo pregunté me respondieron, ‘tomaste el camino equivocado’, asimismo, me dieron las nuevas indicaciones para regresar a la universidad, pero ya estaba cansado, así que me quede dormido, cuando llegue a la otra terminal me perdí y volví a preguntar y me afirmaron que me había pasado.

Ese día perdí mis clases, estaba transitando por caminos desviados, ese día no logré llegar a mi objetivo. 

Esto es lo que nos sucede en la vida, transitamos caminos equivocados, tomamos rutas opuestas a las que sí deberíamos tomar, por eso la Biblia dice, ‘todos se desviaron, todos se volvieron inútiles. No hay ni uno que haga lo bueno, ni uno solo’. 

Después de mi amarga experiencia, empecé a tomar la ruta correcta, seguí el camino adecuado, pero en la vida hay muchas personas que se van por un camino desviado y aun así no lo corrigen, se hicieron los necios.

En el camino de la vida, Dios nos espera de un lado, pero nos vamos totalmente opuestos. En estos caminos nos piden que cumplamos algunos estándares, Él nunca nos ha pedido perfección, nos pide amor, sinceridad, que nos acerquemos con un corazón abierto y dispuesto.

Yo sé que los vicios muchas veces nos pueden dar alegría, pero se esfuman inmediatamente y nos dejan más vacíos, todos sabemos que el pecado es atractivo porqué gusta, nadie lo niega, pero solo se disfruta momentáneamente y luego te deja arruinado y con vacíos en el corazón.

Si sigues caminando en un sendero desviado, opuesto al de Dios, empiezas a tropezar y tropezar, cada vez más constante y nos va a llevar muy lejos, con una distancia más lejana al Señor.

Es necesario que todos recapaciten, ¿Cuál es el bus que se ha subido? ¿Qué transporte es el que me está llevando, el del placer, la diversión, la fama, trabajo, dinero? ¿Quién me está transportando, el bus del pecado, el de los vicios, la vida de inmoralidad?

Es tiempo de tomar el bus correcto, que vaya por el camino del Señor, y el sendero correcto es el del amor, sinceridad, fe y devoción hacía el Señor Jesucristo.

ORACIÓN

Padre, en el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret, hoy te damos las gracias por compartirnos Tú palabra y así aprender de ella.

Si tú sabes que no vas por el buen camino, reconoce ante Dios ese error, Él no te juzga, no es un Dios que castiga y que nunca perdona, pero es necesario reconocer que hemos cometido un error, no se trata de confesar, se trata de hacerlo con sinceridad y verdad.

En el nombre del Señor Jesucristo de Nazaret te damos las gracias. 

Amén y amén.