Mateo 14:15 NTV Esa tarde, los discípulos se le acercaron y le dijeron:

—Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las multitudes para que puedan ir a las aldeas a comprarse comida.

Todos los seres humanos deben conocer cuándo es el momento justo para depositar nuestras cargas en las manos de Dios. Dice la Biblia que eran muchas personas, más de 5.000, las que seguían a Jesucristo, los cuales no habían comido absolutamente nada, para los discípulos se convirtió en una carga, ellos, seguramente, iban pensando hacia donde iban, porque no veían nada cerca a su alrededor.

Después de los tres días, la carga se convirtió en algo más pesado por cargar en la mente, corazón e interior de ellos, hasta que finalmente, expusieron su carga delante de Jesús y dijeron ‘despide a las multitudes para que puedan ir a las aldeas a comprarse comida’.

Muchas veces, nosotros actuamos de esa manera, vamos avanzando o iniciando algún proyecto, nos ponemos en marcha a realizar algo y no sabemos cuál es la solución, algunas personas sí saben a dónde quieren llegar.

Pero cuando pasa el tiempo, en el trayecto del objetivo que buscamos, se complican las cosas, sale todo de control, comienzan a aparecer planes que no se estipularon o no se contemplaron con anterioridad, muchos no pensaron cómo sería el camino o la trayectoria, todo se sale del verdadero plan, y ahí es cuando se empieza a convertir en una carga.

Cuando se llega a esa instancia, muchas personas dicen, ‘mañana resuelvo’ o ‘en estas semanas lo resuelvo’, pero llegó el momento que los discípulos empezaron a distinguir cuál era el momento precisó para depositar su carga en Jesús, así que ellos dijeron, ‘Jesús, despide a la gente, porque ya llevan días sin comer’. Y cuando presentaron esa carga delante de Jesucristo, desapareció de ellos, se les quitó toda carga, responsabilidad y culpa. 

Muchas veces estos sentimientos son los culpables de que no avancemos en el camino, porque vamos con esa carga, pero hoy es el momento de entregárselo a Jesús. No importa cuál sea esa carga que no te deja dormir tranquilo, es importante aprender a distinguir cuál es el momento de darle nuestra carga al Señor, entendido que Él es el que tiene el control de nuestras vidas en sus manos.

Por esa razón es que, hay cosas que para nosotros son imposibles, pero para Dios son más que posibles, debemos depositar esa carga a Jesús y confiar en Él, porque hay momentos que ya no soportamos ese peso en nuestra espalda.

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, hoy te doy las gracias por un día más de vida y por permitirme conocer más de tu maravillosa palabra.

Mi Dios, hemos aprendido que, llega un punto en el trayecto en el que la carga crece de tal manera que no podemos soportar y debemos conocer o distinguir el momento justo de depositarla y entregarla en tus manos.

Que tú recibas todas nuestras cargas y peticiones que necesitamos depositar en tus manos.

En el nombre de Jesucristo.

Amén y amén.

¡Bendiciones!