1 Pedro 1:15-16 NVI Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo».

Y es que, en la Biblia como tal, no encontramos nunca esa palabra “Integridad”, esa palabra digamos que es muy moderna, es muy reciente. La utilizamos en nuestro lenguaje español en los últimos años. Y la integridad es ser quién eres, así como como eres en público, también en privado, no esconder nada, no guardar nada, no hacer cosas en privado que no te atreverías hacer en público. Y en la Biblia, aunque no exista esta palabra, si nos motiva el Señor, y nos enseña y nos dice sean santos, así como “Yo soy santo”.

Queridos amigos, hoy en día tenemos una lucha muy fuerte en contra de estas voces que surgen en nuestro mundo interior, y que nos atacan continuamente. Voces que nos dicen, por ejemplo: - Sacrifica tu integridad, nadie te mira, nadie te observa, nadie se dará cuenta. Esas voces susurran en nuestros oídos o en nuestro mundo interior y nos dicen: - Entrega tu devoción, cambia la devoción, no importa que seas creyente, no importa que asistas a una iglesia, simplemente hazlo, te va a dar placer, te va a gustar.

Esas voces internas son tan fuertes y demandantes que tratan de empujarnos a realizar los actos que nos propone nuestro interior, nuestra carne. Pero queridos amigos, en la Biblia enseña claramente que a Dios nadie puede engañarlo, Él es justo, Él es santo y Él conoce nuestro corazón, conoce lo que pensamos en privado, conoce nuestros más íntimos secretos Él los tiene todos pendientes.

Por eso queridos amigos es que, dejemos de escuchar esas voces que nos hablan a nuestra mente que nos incitan, que nos dicen: - Sacrifica tu integridad, que nos dicen: - Cambian tu devoción, mira este es un mejor negocio nadie se dará cuenta, obtendrán ganancias jugosas. Esas voces que nos dicen: - Mira tu esposa no se dará cuenta, nadie lo verá, nadie lo descubrirá.

Y probable que sea así queridos amigos, es probable que tengamos la suficiente astucia o capacidad como para guardar algo a ocultas por 5 años, 3 años, 1 año los años que tú quieras. Es probable que tu esposa no se dé cuenta, tus hijos…

Que tu honorabilidad y tu respeto ante la sociedad se mantenga estable, queridos, pero esa honorabilidad delante de Dios no tiene valor, no tiene sentido, no tiene respaldo simplemente porque a Dios no podemos engañarlo.

Por eso es por lo que hoy la invitación es dejar de escuchar esas voces, que vienen a tentar y empecemos a escuchar mejor la voz de la integridad. Esas voces que nos dicen: -Tú eres hijo de Dios, tú saliste ya de ese mundo, eso era algo de tu pasado algo que practicabas antes. Aprender a escuchar esa voz de la integridad que te dice: - No vale la pena unos minutos de placer, unos mensajes de WhatsApp que te alimentan las emociones por solamente un rato, pero que igual te dejan vacío, esa voz de la integridad que te dice: - Sé santo como tú Padre Santo.

Esa voz de la integridad que te dice: - Vale la pena esforzarse, vale la pena sacrificar los placeres de la vida, vale la pena porque recibirás recompensa grande, y la recompensa queridos amigos que Dios promete no es solamente terrenal, o estando aquí, sino que también nos promete recompensa celestial. Por esa razón queridos amigos, les quiero recordar: ¡Vale la pena escuchar la voz de la integridad!

ORACIÓN

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, queremos darte las gracias por la oportunidad que nos das de escuchar tu voz, tu suave voz, a través de la Biblia que dejaste escrita. Donde nos llamas a vivir en integridad, donde nos llamas a escuchar la voz de la integridad.

Dios mío así de esta manera, nosotros rechazamos las voces que son ajenas a tu Espíritu Santo y que nos tientan a intercambiar nuestra devoción, a sacrificar nuestra integridad, a disfrutar algunos momentos de placer.

Hoy señor, cancelamos esos pensamientos y Dios mío y creemos fielmente que a ti no podemos engañarte, podremos engañar a las personas que están a nuestro alrededor, nuestra esposa o nuestros hijos, pero a ti no podemos engañarte, de ti no podemos burlarnos.

Por eso señor fortalécenos para poder seguir la voz de la integridad. Gracias Padre en el nombre de Jesucristo de Nazaret.

Amén y amén.

¡Bendiciones!