Alfa 103.9FM
Una Señal Celestial

El Devocional: Seguridad Eterna

 

Salmos 16:10 (NTV) Pues tú no dejarás mi alma entre los muertos ni permitirás que tu santo se pudra en la tumba.

 

Esta es una promesa de Dios, una seguridad que Él nos brinda a cambio de confiar en su nombre, en su palabra y en su voluntad.

 

El salmista, al escribir este versículo, expresa la profunda certeza de haber tomado la mejor decisión: entregar su vida al Señor. Reconoce el beneficio de adorar a Dios, de hacer de Su presencia una parte esencial de su vida diaria. Esta seguridad que él experimenta al confiar en el Señor, también está disponible para nosotros hoy. Aunque escribió este salmo hace más de 3,000 años, su mensaje sigue siendo vigente: quien confía en Dios no será avergonzado.

 

Dios no permitirá que nuestra alma se quede entre los muertos. Esta afirmación, contenida en el Salmo 16, tiene una doble dimensión: por un lado, es una promesa para el mismo salmista; por el otro, muchos estudiosos consideran que también es una profecía sobre la muerte y resurrección de Jesucristo, el Santo, el Ungido de Dios.

 

Este salmo anuncia cómo sería la muerte del Señor Jesucristo y deja claro que Él no permanecería en la tumba. De hecho, cuando Jesús resucitó y se apareció a sus discípulos, les recordó que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito de Él en la ley de Moisés, en los Salmos y en los profetas.

 

En la ley de Moisés se hablaba del cordero que debía ser sacrificado durante la Pascua para el perdón de los pecados. Las familias derramaban su sangre y comían su carne. Jesús vino a cumplir esto plenamente. Él dijo que quien comiera de su cuerpo y bebiera de su sangre nunca más tendría hambre ni sed. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

 

También en el libro de los Salmos, especialmente en el capítulo 22, se describe con detalle lo que sería la crucifixión de Cristo. Pero el pasaje que leemos hoy, en Salmos 16:10, declara con firmeza: “No dejarás mi alma entre los muertos, ni permitirás que tu santo se pudra en la tumba.” Esta declaración no sólo habla de Jesús, sino también del salmista, y nos incluye a nosotros.

 

Cristo es la primacía de los que resucitarán. Él fue el primero, y después vendremos nosotros. Él mismo lo prometió: “Voy a preparar lugar para ustedes, y donde yo esté, quiero que ustedes también estén.” Esta es una promesa poderosa. Nos brinda una seguridad eterna. Por eso, vale la pena confiar en sus palabras, creer en sus promesas y dejar todo aquello que no le agrada.

 

La presencia de Dios se mantiene en quien está dispuesto a soltar el pecado. Si estamos dispuestos a abandonar el adulterio, la mentira, el robo, los vicios, o cualquier otro hábito que hayamos adoptado para llenar vacíos emocionales, entonces Su presencia se mantendrá con nosotros de forma permanente.

 

Y cuando Su presencia permanece con nosotros, Sus promesas se vuelven una realidad. Dios ha hecho muchas promesas para nuestra vida aquí en la tierra, pero también ha prometido que, en la muerte, no dejará nuestra alma entre los muertos. Esta es la promesa de la resurrección. Es una esperanza viva para todos los que creen.

 

ORACIÓN

 

 

Padre Celestial, en el nombre de Jesús de Nazaret, queremos darte las gracias por la oportunidad de aprender de tu palabra y de confiar en tus hermosas promesas.

 

Tantas veces hemos leído en la Biblia las promesas que nos haces en vida, pero hoy te agradecemos porque fuiste más allá: también nos diste promesas para la muerte y después de la muerte.

 

Señor, una de esas promesas es que no dejarás nuestra alma entre los muertos. La resurrección es la esperanza de todos los creyentes, y por eso cuidamos nuestro cuerpo y anhelamos que tu presencia esté siempre con nosotros.

 

Tu palabra dice: “El que permanece en mí y yo en él, dará mucho fruto”. Por eso creemos firmemente en esta promesa tan hermosa: que no dejarás nuestra alma entre los muertos. Nos resucitarás, y seremos como Tú.

 

Tú fuiste el primero entre muchos que también resucitaremos. Gracias, Señor Jesús, por esa promesa. Gracias por la esperanza que nos das.

Oramos en el nombre de Jesús de Nazaret.

 

Amén y amén.

 

¡Bendiciones!

©️ 2024 Alfa 103.9FM All Rights Reserved.
Website Powered by Reino7®️